Lecce es conocida como la Florencia del Sur.

El itinerario suele comenzar en Porta Napoli, una de las tres puertas de acceso a la antigua ciudad de Lecce.

En la ciudad se pueden admirar la catedral, el palacio episcopal, el seminario y el altísimo campanario que antaño sirvió también de atalaya, antes de llegar a la Piazza Sant’Oronzo, también conocida como la «plaza de los mercaderes». En su centro se encuentra el mosaico de la Loba (símbolo de la ciudad).  En las inmediaciones de la plaza se encuentran todos los monumentos más importantes, como el Anfiteatro Romano, el Teatro Romano, la iglesia elíptica de San Matteo, la iglesia de Santa Chiara, con su techo enteramente realizado en cartón piedra, y el Castillo de Carlo V. Pero el mayor ejemplo del barroco de Lecce es sin duda la Basílica de Santa Croce.